jueves, 13 de octubre de 2011

Incienso


Tu cúspide desnuda en mis sueños,  induces el agua de mi cuerpo a formar las charcas donde juego. Como niebla acuosa te deslizas por mi sexo, calcinándome las manos con tus ojos rojos intenso. Adivino tus motivos donde arde el placer nocturno de tus besos liberando aroma a sándalo en el agua líquida de tus verbos,  depositada por tu lengua en mi boca.
Clavo las aristas, asegurando los pretiles de mi cuerpo a los hilos del invierno -para no olvidar-
mientras por  toda yo, pecho, manos y piernas, escurre el plasma cálido de tu aliento,  invadiendo los secretos, de todas las mujeres que soy cuando te amo, desbordándome: profana, apasionada, salvaje y entregada, a veces tan dulce como el aire que exhalan los pecho en éxtasis,  salpicando con fuegos e incienso esos últimos momentos.

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