Morder, siempre morder, en ese acto está la rabia de la vida, la sabiduría de quien a tientas busca y en la oscuridad encuentra, en la fugacidad del palpito está la sombra...
Encuéntrame, atrévete a reescribir los evangelios, donde los frutos de la ciencia no sean manzanas, sean frutos nuestros y aprendamos mil formas bisiestas de saborearlos.
Que la senda tortuosa y difícil, en lugar del bien o el mal, discurra entre tus dedos y mis lunas, tus dedos y mi escote, tus ojos y el encaje de las medias sujetadas a mis muslos, insinuando mis tacones, fatales dagas que deseas recorrer con tu lengua de gato y tus ojos clavados en mi cara.
Encuéntrame, descúbrete con tus manos pululando debajo de mi falda, sometiendo bordados, reinventando transparencias, palmeando cachetes, buscando frías, calor salvaje entre mis piernas.
Encuéntrame, atrévete a reescribir los evangelios, donde los frutos de la ciencia no sean manzanas, sean frutos nuestros y aprendamos mil formas bisiestas de saborearlos.
Que la senda tortuosa y difícil, en lugar del bien o el mal, discurra entre tus dedos y mis lunas, tus dedos y mi escote, tus ojos y el encaje de las medias sujetadas a mis muslos, insinuando mis tacones, fatales dagas que deseas recorrer con tu lengua de gato y tus ojos clavados en mi cara.
Encuéntrame, descúbrete con tus manos pululando debajo de mi falda, sometiendo bordados, reinventando transparencias, palmeando cachetes, buscando frías, calor salvaje entre mis piernas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario